Querido mortal, sígueme...

21 de marzo de 2013

Soy yo


Soy esa típica chica que siempre está confusa, pero que en el fondo sabe perfectamente lo que quiere. Soy de las que se comen la cabeza, inunda su almohada y por la mañana su sonrisa es pura fachada. Odio la monotonía en todos los aspectos de mi vida, es como vivir lo mismo cada día mientras que me mata agonía. Me encanta ver pasar cualquier tren, leer, robar besos y ver amanecer también. Invencible por fuera, pero completamente destructible por dentro. Poseo un exceso de sensibilidad y lo odio, más que nada, porque vivo en un siglo donde jamás se valorará. Siento más que los demás, quiero más y por lo tanto…sufro más. Poco a poco, con el tiempo, he ido curando todas mis heridas y levantado mis ruinas. Poco a poco, con el paso de los años, me he ido dado cuenta de la gente que merece estar a mi lado. Ñoña y niña estando enamorada. Suplicante a mi almohada cada mañana. Soñadora de noche y de día. Voy del cielo, al suelo y así sucesivamente cada día. Como una montaña rusa de emociones, guardando cada vez más y más moratones. Pero sobretodo, saliendo viva de los golpes que me da la vida. Siendo sincera, he de admitir también, mi sobradez de orgullo en el momento menos oportuno. Si, lo sé… Soy de las que se ríen por nada y lloran por todo. Soy de las que nunca dejan de soñar, aunque alguna vez me sobren motivos para no querer despertar jamás. Y seguiré siempre así, siendo yo misma y sonriendo a mis miedos, porque si no… no existe otra salida para poder vivir tranquila.

No pretendo ser una mera copia de alguien. 
No soy perfecta. Ni quiero serlo.


Pero en realidad, lo más importante de todo, a pesar de mis defectos y virtudes es que…
                                  ...soy yo y eso… sinceramente, me encanta.
                                                       Sandra  

4 de marzo de 2013

Abre los ojos y verás los verdaderos monstruos

Ilusa…inocente…con mirada aturdida y sonrisa perdida.

Dime… ¿Quién te la ha robado, querida?


Ahora mismo no te queda absolutamente nada, por no hablar de tus esperanzas que han desaparecido de tanto llorar en tu almohada. Despierta. Abre los ojos de una vez y párate a pensar que los monstruos de verdad, bajo tu cama no les vas a encontrar jamás. En el armario tampoco les hallarás. Ni siquiera en la oscuridad. Los verdaderos monstruos están esperándote ahí fuera. Has de saber que serán quien menos te lo esperas. Estos monstruos son los únicos capaces de desgarrarte por dentro, haciéndote sentir esa asfixiante presión en el pecho. Están pacientes a que caigas para cavarte tu propia tumba, para enterrarte con las pocas ilusiones que te quedan. Date cuenta de una vez, que las caperucitas no son más que meros lobos acechándote a que tropieces una vez más. Y has de saber también, que los verdaderos príncipes que te puedan salvar, extinguidos ya casi están. Pero sobretodo te interesará saber...que  eres una de las pocas princesas que quedan de verdad.

De momento, sigue sobreviviendo en esta suciedad de sociedad, 
que tarde o temprano, los buenos tiempos ya vendrán.

                                                   Sandra